miércoles, 5 de mayo de 2010

capitulo 36








Tacho trata de animar a Simón.
--¿porqué no nos vamos a dar una vuelta?
--No, no me apetece...
--pero es que ya hace 10 días que saliste del hospital y no has vuelto a pisar la calle...
--No, no tengo ganas de salir...
Tacho se ha convertido en un ángel guardián. No lo quieren dejar solo aunque a Simón muchas veces le molesta que estén tan pendiente de él. No habla mucho y cuando habla sólo habla de Thiago.
--¿sabes que pasó con las cosas que tenía de él?
Tacho le explica que el hermano de Thiago les exigió que les devolviera las cosas caras. A Simón le duele haber perdido esos recuerdos de Thiago pero entiende que eran de valor económico y que la familia lo haya reclamada. Tacho no sabe si decirle:
--a cambio trajeron una caja... ¿te ves con fuerza para verla?
A Tacho le preocupa que sea muy fuerte la impresión pero Simón quiere verlas. Tiene un nudo en la garganta. Se derrumba al ver el retrato roto de esa foto que le regaló por navidad. Se le vienen encima tantos recuerdos. Su felicidad, sus malos presagios... Tacho lo nota temblar.
--No es buena idea...
Prefiere que no siga buceando en sus recuerdos pero quiere hacerlo. No quiere llorar pero se le escapan lágrimas de sangre: las entradas del concierto donde no irá, el collar de piedras de cuando se disfrazó de Sireno (él tiene guardado el suyo entre sus recuerdos) el collar de letra S, la pulsera y fotos. Le hace especial ilusión poder recuperar su collar y la pulsera aunque también le angustia recordar la felicidad que sentían en aquellos momentos.
--¿sabes que hoy hace cuatro meses que nos conocimos?
Tacho hace que no con la cabeza. Aunque le duele Simón no puede ni quiere dejar de pensar en Thiago.
--así es, cuatro meses del día en el que conocí al amor de mi vida. Fue un día maravilloso para mi pero fatal para él...
--No digas eso... No te hace bien... --le dice Tacho fraternal.
Pero Simón sigue hablando:
--Si no fuera por mí él estaría ahora vivo... si no nos hubiéramos conocido.
--tú corriste el mismo peligro, las cosas pasan porque sí --le dice Tacho acariciándole la mano con cariño.
--todo nació por mi, por la prohibición de mi papá y mi mamá... La bronca no era con él, era conmigo y es por defender nuestro amor que ahora estar muerto... le he hecho tanto daño...
Simón hablan con un hilo de voz, se le escapan las lágrimas. Tacho trata de animarlo pero le cuesta mucho ya que Simón insiste en el mismo tema aunque eso lo lastima mucho.
--pero lo quise... lo quise como no he querido a nadie, como nunca volveré a querer, como yo he querido a Thiago sólo se quiere una voz en la vida...
--¿y Emilio?
Simón se levanta.
--Emilio no tiene nada que ver...
--él se preocupa por ti... tiene ganas de verte... Lo podemos invitar un día...
Simón se niega.
--Lo que en este momento menos me conviene es tener cerca una persona tan gris como Emilio...
--yo creo que él podría ayudarte...
pero Simón no quiere pensar en Emilio, sólo en Thiago. Se encuentra con fuerzas suficientes para ir al cementerio.
--quiero ir a ver a Thiago... ¿sabes donde está enterrado?
--no creo que te convenga...
Simón le suplica:
--por favor... Almenos que me pueda despedir de él.
La última vez que lo vio estaban felices, se estaban besando y ahora ya Thiago no está. A Tacho no le parece que Simón vaya al cementerio pero prefiere no oponerse no sea que luego quiera ir solo.
--sé que mucha gente de la escuela estuvo en el entierro, seguro que nos pueden decir donde está enterrado...
--por favor --le suplica.
--a ver qué puedo hacer --Tacho no muy seguro que sea lo correcto.
Simón espera mirando una foto de su amado muerto. Recuerda la última vez que estuvo en un cementerio, Thiago estaba a su lado. Simón estaba seguro que iba a ocurrir algo malo y no sabía como evitarlo pero esta tragedia nunca se la imaginó.

Junto a Tacho, Simón pone una rosa en la tumba de su amado Thiago. Recuerda todas esas rosas que le regaló durante su corta pero intensa relación. Imposible llevar la cuenta. LLora sobre esa tumba pero llega la madre de Thiago acompañada de Carlota que es la que lleva las flores. Un centro de rosas. Carlota no se atreve a mirar a los ojos a Simón . Está segura que Thiago no se quería suicidar y teme que Simón le reproche no haber llegado a tiempo, haberle fallado. La madre de Thiago culpa a Simón de la tragedia.
--¿¡¿qué haces aquí?¡¡
--señora, esto es un lugar público --dice Tacho.
Simón se acerca a la mujer, le duele ver el odio que ve en sus ojos. Quisiera decirle que la entiende, que él también sufre. La mujer lo bofetea.
--¡fuera... no tienes nada que hacer aquí¡
Tacho sostiene a Simón mientras le dice a la mujer:
--¡¡usted está loca¡¡ Simón es el menos culpable de todos¡
La madre de Thiago enloquece del dolor y le escupe a Simón palabras de odio:
--¡has sido la perdición de mi hijo, maldito sea el día en el que te cruzaste en su vida¡
Tacho va arrastrando a Simón para que se alejen de la tumba mientras que la madre de Thiago sigue gritando:
--¿porqué no te has muerto tu?
Simón entiende el dolor de la mujer y lo comparte. La mira con amargura y dice:
--ojalá fuera yo quien estuviera en esa tumba...
--no digas eso --le dice Tacho.
Pero la madre de Thiago solo responde un:
--¡¡si, ojalá ¡--lleno de odio.
Carlota no dice nada. Sólo llora. Con odio, la madre de Thiago deshace la rosa que le ha traído Simón y le dice:
--¡no quiero que vuelvas... este lugar está prohibido para ti¡¡no tienes nada que hacer aquí¡
Simón se derrumba en los brazos de Tacho. Al llegar a casa se tumba en su cama. Quisiera cerrar los ojos y no volver a abrirlos. Thiago le sonríe desde la foto que tiene enmarcada en la mesita de noche. Con la cabeza sobre la almohada, Simón lo mira y le habla:
--Me pregunto si debe haber vida después de la muerte, si estás en algún lugar viéndonos. Espero que sí, porque si existe un paraíso sin dudarlo tú estarás ahí.
Espera que sea feliz pero sin duda sufrirá al ver lo mal que las cosas están en la tierra. Mira la foto con lágrimas en los ojos:
--echame en cable, tú que tanto luchaste aquí por mi felicidad ayudame a salir de esta, a poder vivir con este dolor que no me abandona...

Los días van pasando aunque para Simón todo sigue igual. Ha pasado un mes ya desde que Thiago muriera. La foto de Thiago es la fiel compañera de Thiago.
--un mes ya sin ti... parece que hayan pasado 10 años.
Lo echa de menos. No sabe vivir sin él. Además están en víspera del día de los enamorados. Él no sale nunca de su casa. No soportaría ver a las parejas felices y él solo y amargado. La pena y la culpa lo están consumiendo. Se culpa de estar vivo en vez de Thiago. La pena lo está matando lentamente y cada día quisiera que fuera el último. No soporta más la ausencia de Thiago. Le habla a las fotos. Le llora.
--llevame contigo --le suplica deshecho.
Está destruido. No sabe cómo salir adelante. No deja de recordar los momentos que vivieron juntos.
--¿quien te iba a decir, mi príncipe, aquel día en que nos vimos por primera vez que yo acabaría siendo mortal para ti?¿que el amor que sentimos te acabaría matando? Me diste tanto y yo no supe estar a tu altura...

Han pasado ya dos meses desde la muerte de Thiago y a Simón aún le parece mentira todo lo que ha pasado. Tiene tan presente lo que sucedió aquel maldito día: su mirada, su voz, su seguridad, el beso, el sueño... Ya no suporta seguir viviendo. Cada día se encuentra peor y es que con la partida de Thiago ha perdido el amor y con él sus ilusiones y sus ganas de vivir. Está totalmente destruido. El dolor lo ahoga.
--Thiago, mi amor. Espero que allá donde estés las cosas te vayan bien porque ya ves que aquí peor no pueden ir.
Simón se siente viejo. Vacio. Sin vida. Mira la foto de su amado y le suplica que se lo lleve con él:
--Te necesito tanto. Tú que siempre me ayudaste, que fuiste tan generoso conmigo hazlo una vez más. Ayudame a vivir sin ti.
Se lo pide de todo corazón. No puede vivir con ese dolor que siente. Desea morir y acabar con todo o aprender a vivir con el dolor que siente.

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